jueves, 4 de marzo de 2010

Huida.

Antaño creí en ti.
Esas alas que vi en tus ojos
se acoplaron a mi cuerpo y volé.
El espacio era infinito
y mi bondad lo impregnaba todo.

Sin embargo, en el ocaso,
vienes y arrancas mis alas
para que mi caída no remonte
y me precipite hacia el vacío.
¿Donde quedó la confidencia de tus ojos?
¿Por qué se han transformado
en pájaros que huyen?

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