De nuevo otoño.
Las nostalgias se acumulan.
Próximo el fin de año.
Como siempre me asaltan interrogantes conocidos:
¿A dónde irán los besos, de éste año, que me sobran? ¿Y los abrazos que oprimen solamente aire? ¿A dónde irá la fe perdida? ¿Y tu mirada esquiva? ¿Y el perdón no pedido? ¿Y la disculpa que no hizo el intento para ser pronunciada?
Y tanto, tanto, tanto… ¿A dónde irá?
Sin embargo… es un otoño nuevo; desconocido para mí.
Es distinto. No pienso en año nuevo. Ni en niños cantando, el veintidós, un número que toque en ese trocito de papel cargado de ilusiones.
Este año estoy plena en casi todo. Y es que siempre hay un “casi”… Y aunque no sea un “casi” de todo, tampoco es un “casi” de nada.
Y me paro en las esquinas con la palma hacia arriba y van cayendo, cual hojas de los árboles: el Ánimo, el Saludo, la Confidencia “aquella” que parecía copiada de la mía y, sobre todo, Amigos. Esos que han entrado en mi vida sigilosos; pisando el teclado despacito y diciéndome continuamente: ¡¡Hola!!
Y así, sin darme cuenta, mi palabra se inunda de afecto y surge un compartir la carga con vosotros.
Por ello sigo aquí, por cada uno de ustedes: enjambres de abrazos y ternuras.
Muy bonito Alicia. Ya te he leido por lo menos dos o tres veces y no puedo resistir la tentación de decire que me gustan mucho estas palabras que salen sin duda del fondo de tú alma.
ResponderEliminarJ.M.